martes, 31 de mayo de 2016

El Imperio de la F1

F1

Pero, como digo, la forma en que está montada la F1 es muy parecido a como lo hacen los americanos, anteponiendo el espectáculo y lo que rodea a las carreras, a la competición propiamente dicha.

Es por ello que me hace mucha gracia cuando algún piloto (como hizo en su día Fernando Alonso) utiliza aquello de "me juego la vida en cada gran premio" para justificar un sueldo astronómico. Que se juega la vida o no, no tengo intención de comentarlo. Pero sí debo decir que no creo que se le pague mucho o poco a un piloto por esa razón.


Más bien, como en cualquier otro deporte, a un deportista se le paga en función de lo que genera económicamente. ¿Se juega la vida también Cristiano Ronaldo cada domingo? Es de risa.

En fin, al mandamás de la F1, Bernie Ecclestone, se le pueden reprochar muchas cosas, pero también se le debe reconocer que ha elevado un deporte casi a religión para muchos aficionados. De hecho, parece mentira cómo nos quejamos todos de lo aburrido que puede llegar a ser, y cómo nos sentamos cada carrera con los nervios a flor de piel, mordiéndonos las uñas como posesos...

He ahí la grandeza del imperio construido por Ecclestone, ahí donde todos los pilotos quieren estar, donde los espías son tan importantes como en la época de la guerra fría, donde están las chicas más hermosas, donde los presupuestos son astronómicos (aunque intenten poner límites), donde los egos son más fuertes que en el mundo del cine o del rock...

También leemos que ahí es donde están los mejores pilotos del mundo. Bueno, no sé si debería ponerlo en duda también, porque los que compiten en competiciones de rallies no creo que sean mancos tampoco...

Pero ahí está otra vez. Nadie puede asegurar que sea verdad, pero toda la parafernalia que la que se ha rodeado la F1 hace que se oigan frases así. De hecho, la F1 debe generar noticias con bastante asiduidad, algo parecido a lo que pasa en España con el fútbol en verano. Noticias, noticias, noticias... Y la mayoría son cosas que no llegan a despertar el interés de nadie.

Pero así es este deporte. Unos lo aman, otros lo odian, pero nadie indiferente. Precisamente como los grandes imperios de la historia.

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